domingo, 22 de marzo de 2015

Proyecto definitivo.

En su afán por zafarse del ornamento y el artificio anterior, podría decirse que la Weissenhof se ha purificado en exceso. La pulcritud y la claridad de sus blancas, geométricas fachadas acaban por dar la sensación de impersonalidad, como si faltase humanidad, belleza.
Belleza que encontramos en la misteriosa oscuridad japonesa, penumbra que “vale por todos los adornos del mundo y cuya visión no nos cansa jamás”, compatible así con la arquitectura de la colonia. (Tanizaki, El elogio de la sombra)

Y es que si comparamos los edificios de nuestra Weissenhof con los granos de un bol de arroz, resultarían más lustrosos, más apetitosos,  en contraste con un recipiente oscuro pero centelleante, que nos agudice los sentidos en un intento de descifrar su contenido; nuestro muro.




Ante la imposibilidad de crear un espacio de oscuridad muy densa durante el día, emplearemos materiales translúcidos que generen una claridad más difusa, apagada que la que nos aportaría el cristal. Además le daremos una forma curva para dar una sensación mayor de profundidad y prescindir de tejadillos.







Queremos el papel de arroz de los Shoji japoneses pero con propiedades más resistentes a la lluvia de Stuttgart y la intemperie. Ciertas clases de mármol, material muy “impuro”, “profundo”,  lleno de vetas difusas, se vuelven translúcidas al disminuir su grosor. El problema que se nos plantea ahora es cómo evitar el resquebrajamiento en una superficie de estas cualidades, más fina en el centro para volver en este punto el mármol translúcido, volviéndose más opaco a medida que nos alejamos del centro. Además, resulta poco estable.




Policarbonato
Encuentro así el silestone, material silícico (material más abundante de la tierra) cuyo grado de opacidad puede variarse a capricho, de textura parecida al mármol, que resistiría a la forma deseada con un mínimo de 3 cm de grosor en el centro, la zona que haremos más translúcida. Consideramos también el policarbonato, también manipulable y muy resistente y flexible, pero de textura más cristalácea.


Silestone


En cuanto al recorrido, nos decantamos por un rodeo por el oeste, zona en la que al estar el sol más bajo y escondiéndose, nos va a permitir crear una oscuridad un poco más densa. Además, encontramos aquí la zona más elevada de la colina, lo que nos permitirá ensombrecer fácilmente el bloque de Mies, más alto, sin necesidad  de aumentar la altura del muro. La parte más baja  no supondrá ningún inconveniente pues las casas aquí son también más bajas.



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